Presentación

Durante toda la historia de la Iglesia siempre hemos enfrentado enormes desafíos. En ocasiones, parecía que la barca iba a naufragar: Herejías, cismas, fallas y más, forman parte de esta bendita Iglesia esposa de Jesucristo. Ef 5,25

Y es precisamente por ser la esposa elegida y sostenida por Él mismo (Mt 16,18b) que siempre ha salido adelante, pues en esos momentos más difíciles el Espíritu ha suscitado hombres y mujeres que empujaron la balanza hacia el Reino de Dios.

En esos tiempos difíciles siempre han surgido grandes, profetas, santos, obispos… que se lanzaron y enfrentaron con las armas de Dios a esas situaciones, y en medio de la tormenta no tuvieron miedo, ni se quedaron de brazos cruzados. Igualmente, hoy en día, ante el reto enorme de las sectas fundamentalistas, han surgido grandes conversos hacia al catolicismo. Con su testimonio y enseñanza están logrando gradualmente que millones de católicos sepan defender su fe.(1 Pe 3,15-16).

Bendito Dios, de manera similar, ante el explosivo y penetrante proselitismo de la nueva era; Dios está levantando a hombres y mujeres. Convertidos, que iluminados por la gracia renunciaron a este tipo de creencias y regresando al camino ahora dan un poderoso testimonio. Muestran que quien está con Dios no necesita nada de creencias, doctrinas o supersticiones para ser hombres llenos de la paz que solamente viene de Dios y de su infinito amor.

Uno de estas personas es quien conocerás en este libro. Se trata de Priscilla de la Cruz.

Más de 30 años practicando y estudiando todo lo que es la nueva era fueron haciendo que Priscilla fuera, sin darse cuenta, una de las grandes promotoras de la Nueva era por todo América Latina. Conocida en ese mundo como “la Pitoniza” seguramente miles y miles eran sus seguidores, otros sus admiradores y otros mas sus imitadores que la vieron como ejemplo. Allí, en gran parte, el Dios verdadero salía sobrando.

No solamente era eso. De allí dio un salto a ser atea y anticatólica radical. Así vivía su camino, pero Dios tenía otros planes, siempre los mejores, y aquí te los compartirá.

Estoy seguro que este testimonio y enseñanza impactará tu vida y te lanzará a disfrutar de uno de los enormes poderes espirituales que hoy ella disfruta para seguir el verdadero camino: El amor a Dios; a su Palabra; a los santos sacramentos y a su Iglesia.

Disfrútalo y lánzate tú también por el camino de la santidad.

Tu hno. en Cristo,

Martín Zavala